05 May Jueves de Cine en Casa Buñuel Tercera temporada: Dana Rotberg conversa con Everardo González
Somos lo que hacemos: una frase simple en su enunciación, pero compleja en su comprensión. El diálogo de Dana Rotberg con Everardo González nos permitió visualizar el valor del trabajo documental pero, sobre todo, fue una invitación y una oportunidad para comprender la capacidad transformadora del quehacer cinematográfico en el modo de ser de los creadores y en su visión del mundo.
Para iniciar la charla, el director de La canción del pulque (2003) reveló a los espectadores sus más profundas vivencias en el terreno del cine documental hasta describirlo como un oficio netamente pródigo: “Lo que realmente me fascina del documental es que nos permite dejarnos llevar por las circunstancias. El documental es como una ola que te revuelca, una ola a la que uno entra con muchos prejuicios, pero que se rompe con la realidad que poco a poco nos va formando un discurso distinto. Y yo creo que … también para eso sirve el arte; para que uno vaya rompiendo con sus propios juicios preestablecidos, para que uno sea capaz de entender al otro y para que uno vea al ser humano a los ojos, independientemente del contexto en el que se desenvuelva.” Afirmó.
Asimismo, el cineasta habló del documental como un quehacer libre y sin certeza en el que no hay guiones preestablecidos ni situaciones preconcebidas a partir de las cuales comenzar a crear, como ocurre en el cine directo. En este género cinematográfico, el director no depende de su capacidad de construcción imaginativa sino de la genialidad de los otros. Por ello, el documentalista debe salir, ir al lugar, observar y hablar con la gente esperando que se generen los momentos y el discurso de los otros, necesario para crear. Así, ante esa incertidumbre aterradora, admitió haber encontrado en el montaje la alternativa para hacerle frente a ese miedo, en tanto que este es el único que le permite hacer una reconstrucción de los fragmentos de la realidad para construir la única verdad que se muestra en la pantalla, a través de la comprensión de la relación espacio-temporal.
El documental: un oficio incierto
Para Everardo González, tres veces ganador del Premio José Rovirosa al Mejor Documental Mexicano, que otorga la UNAM: “Hacer cine documental me ha permitido tener la sensación de que lo que está ocurriendo está pasando, y lo hace en un momento preciso, aunque lo filmado y puesto en la pantalla pueda estar editado con escenas que podrían tener una distancia de año y medio en su rodaje. Esa construcción básica de montaje que te permite comprender que lo que estás viendo está ocurriendo tal y como lo ves, es lo que me dio mucha calma para enfrentar este oficio tan incierto, tan inestable y carente de certeza que es el documental libre.” Tras ello, dijo tener un profundo respeto y admiración por el trabajo de los editores, pues considera que es en la edición donde reside la verdadera escritura del documental.
Por otro lado, ante la pregunta de Dana Rotberg respecto al lenguaje observacional puesto en escena en La libertad del diablo (2017), el realizador reconoció el impacto del discurso de “los sin rostro”, por ejemplo, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pues considera que el uso de la máscara anula todo aquello que viene con el reconocimiento del rostro: el racismo, y nos pone en un mismo plano donde no hay distinciones entre el uno y el otro sino solo vivencias. Desde esa perspectiva, intentó retratar al miedo desvinculado del rostro mediante la relación establecida entre el director, que al mismo tiempo es el primer espectador, y la voz de quienes han sido juzgados. También aclaró que el tema central de su filme no es el narcotráfico ni la banalización del mal sino el miedo como un medio de control social que puede convertir a los hombres en seres obedientes, capaces de cometer las peores atrocidades.
Las plataformas digitales
En cuanto a la situación actual del cine en México, Everardo González se refirió a las plataformas digitales como una alternativa que ofrece muchas posibilidades ante la ausencia del Estado en la industria cinematográfica, y expresó su preocupación como realizador: “El documental es una cocina muy lenta donde somos profundamente dependientes del otro y no buscamos el financiamiento sino entender por qué estamos ahí. En ese sentido, depender de la inmediatez del presupuesto es un yugo. Y, por si fuera poco, en repetidas ocasiones hemos tenido que justificar nuestra valía en la sociedad, lo cual es sumamente desesperanzador. Las nuevas generaciones necesitan que el Estado les dé la oportunidad de ser cineastas y ser de esos pocos privilegiados, porque si bien … es un derecho el acceso a la educación cinematográfica, hacerlo es un privilegio.” Afirmó el director de Yermo (2020). Sin embargo, más adelante reconoció que sin importar la dificultad de las circunstancias, es necesario que se siga haciendo y apostando por el cine.
Documental o periodismo
A propósito de una de las preguntas hechas por el público, puntualizó la diferencia entre el cine documental y el periodismo y afirmó su preferencia por el primero. Desde su perspectiva, estos quehaceres son radicalmente distintos porque obedecen a razones y modos de ser diversos. Así, aunque en ocasiones compartan procesos y herramientas en términos de la investigación social, su labor es completamente otra. Por un lado, el periodismo busca informar, mientras que el cine no lo pretende en absoluto. Por ende, su intención jamás ha sido hacer periodismo a través del cine, sino documentales en sentido estricto. Algo parecido ocurre con el terreno de la ficción, pues confesó que, aunque le gustaría dirigir cintas de ese género, no tiene la naturaleza para hacerlo: “La ficción no es mi terreno más cómodo. Me gusta improvisar y no tener la presión del presupuesto. Para hacer documental hay que estar ahí y eso es lo que más me gusta de este oficio: la experiencia de estar con el otro.”
Próxima sesión de Jueves de Cine
En la siguiente sesión de la tercera temporada de Jueves de Cine en Casa Buñuel participarán Miguel Schverdfinger, (Norteado, 2009, de Rigoberto Pérezcano); Paloma López Carillo (La jaula de oro, 2013, de Diego Quemada-Diez) y Mariana Rodríguez (Temporada de patos, 2004, de Fernando Eimbcke) con el tema: La edición.
Everardo González (Fort Collins, Col. EUA)
Estudió la licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la carrera en Cinematografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Es director, productor y fotógrafo de cine documental mexicano cuya obra se considera una de las más sólidas de América Latina. De su filmografía destacan La canción del pulque (2003), Los ladrones viejos (2007, disponible en Netflix), El cielo abierto (2011, disponible en FilminLatino), Cuates de Australia (2011, disponible en FilminLatino) y El Paso (2015, disponible en FilminLatino), películas proyectadas y premiadas en diversos festivales como Berlín, IDFA, Toulouse, Locarno, Montreal, BAFICI, Sarajevo, Guadalajara, Valladolid y Morelia. Con la cinta La libertad del diablo (2017, disponible en FilminLatino y Netflix) obtuvo el Premio Amnistía Internacional en la Berlinale. En el 2018 dirigió A 3 Minute Hug, un original de Netflix en Latinoamérica para documental. Colaboró con la plataforma Opdocs del New York Times, con Children from the Narcozone en el 2019 y fue nominado al News and Doc Emmy Award en la categoría Outstanding New Approaches. Su última película Yermo (2020), se estrenó en el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara. Actualmente es miembro activo de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y cuenta con cuatro premios por Mejor Largometraje Documental y uno por Fotografía.
Dana Rotberg
Egresó del Centro de Capacitación Cinematográfica. Escribió el guion y realizó el mediometraje documental Elvira Luz Cruz: Pena máxima (1985) y trabajó como asistente de dirección de Felipe Cazals, antes de dirigir Intimidad (1989), su primer largometraje de ficción, película presentada en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en la sección de Foro de Cine Joven y en los Festivales Internacionales de Cine de Toronto, San Sebastián, Tokio, entre otros. Asimismo, Ángel de fuego (1992 disponible en FilminLatino), es su segundo largometraje como directora, coguionista y productora y fue seleccionada como película de apertura de la Quincena de Realizadores del Festival Internacional de Cine Cannes en 1992. También fungió como coproductora del largometraje documental El hombre, Dios y el monstruo (1994) y el largometraje de ficción El circulo perfecto (1997), ambas películas realizadas en Sarajevo fueron seleccionados para la apertura de la Quincena de Realizadores del Festival Internacional de Cine de Cannes en 1994 y 1997, respectivamente.
Dana Rotberg es co-guionista y directora del largometraje de ficción Otilia Rauda (2000), por la cual obtuvo en el premio Sundance Filmmakers Award en 2000; guionista y directora de White Lies – Tuakiri Huna, filmado en Nueva Zelanda en 2013, donde fue seleccionada para representar a dicho país en el premio Oscar, en 2014.
Actualmente es miembro de la Academia Cinematográfica Europea, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y del Sistema Nacional de Creadores Artísticos (SNCA), y cuenta con cuatro nominaciones a los Premios Ariel y una estatuilla por Mejor Cortometraje Documental por Elvira Luz Cruz: Pena máxima (1985).