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Jueves de cine en Casa Buñuel: Leticia Huijara conversa con Ofelia Medina

 

Una sugerente charla se desarrolló el pasado 24 de septiembre para los usuales asistentes al Jueves de cine en Casa Buñuel entre las actrices Leticia Huijara y Ofelia Medina, cuya trayectoria le ha valido un lugar especial en los astros del arte cinematográfico mexicano.

Leticia Huijara comenzó narrando la cronología profesional de Ofelia Medina desde que siendo jovencita estudiaba para ser bailarina en un ambiente artístico en el que llegaría a conocer a Alejandro Jodorowsky, Héctor Mendoza, Julio Castillo, Juan José Gurrola, Emilio Carballido, Sergio Magaña o Juan Ibáñez. Algún tiempo después, y debido a la sugerencia de Juan Ibáñez, Ofelia Medina estudiaría en Nueva York junto a Martha Graham para consolidarse definitivamente en el cine.

Leticia Huijara: ¿Cómo fue esa formación primigenia como actriz? Es decir, desde que estabas convencida de dedicarte a la danza junto a toda la influencia de estos personajes que con el tiempo construyeron cosas importantes para la escena mexicana.

Ofelia Medina: En mi etapa formativa, la Academia de la Danza Mexicana era un lugar de educación artística integral. Jodorowsky, Julio Castillo, José Gurrola fueron mi banda y eso hizo que mi formación como bailarina saliera a relucir más, porque la disciplina de un bailarín es más intensa. Yo tenía esa disciplina y el teatro en un principio me pareció fácil.

Sobre la creación de sus primeros personajes previo al entrenamiento como actriz formal como en Pax? (1968) o Patsy, mi amor (1969), Ofelia Medina comentó que en realidad los personajes la encontraron a ella debido a las circunstancias en que las pruebas y asesorías se llevaron a cabo, por ejemplo las sesiones de estudio de guion o el apoyo de sus amigas.

Narró su experiencia siendo dirigida por varios directores excelentes como Julio Castillo, cuyos ensayos eran más bien viajes astrales, lo mismo que con Juan José Gurrola y Héctor Mendoza. Tras destacar en la telenovela Rina (1977) fue premiada con una beca para estudiar actuación con Lee Strasberg en Estados Unidos. Ha realizado varios talleres desde entonces, donde continúa aprendiendo. Con el cineasta Héctor Soberón creó “El método de las tías”, una serie de consejos muy coloquiales para aprender a actuar. También comentó sus grandes experiencias actorales con Dimitrios Sarrás, Antunio Jiménez Pons y Miguel Sabido.

Reveló que, aunque prácticamente siempre se deja llevar por el ritmo de la propia vida, razón por lo cual no tiene metas, el personaje de Frida Kahlo siempre ha sido consustancial con ella desde los 11 años, edad en la que visitó la casa de la artista mexicana donde conoció por primera vez sobre comunismo y las culturas indígenas. Realizó una investigación documentada profusa sobre su biografía para llegar a hacer más adelante la película Frida, naturaleza viva (1983). Esta película fue un parangón en su carrera que dio a conocer a Frida Kahlo a la sociedad, con la gran complejidad de su psicología, quien también debatía con León Trotsky. Recordó que su pasión por la artista era compartida con el director Paul Leduc, quien conocía ampliamente su vida intelectual y privada a nivel multifacético. “Nuestra película tiene esa virtud, que llega a ser una ficción de lo que podía haber sido su intimidad”.

Más tarde participaría en la producción de teatro Cada quien su Frida, en la que contó con información biográfica adicional proporcionada por el diario personal de Frida Kahlo; aunque previamente había leído el libro Memoria y razón de Diego Rivera de la escritora Loló de la Torriente, su hija y gran vestuarista Xóchitl Vivó de la Torriente le contó a Ofelia Medina que percibía a Frida Kahlo como una mujer muy cruel y malhumorada, lo que contrasta con la imagen arquetípica de la gran artista de Coyoacán.

Leticia Huijara admitió que el poderosísimo personaje de Frida Kahlo ha sido una de las grandes aportaciones de Ofelia Medina al cine mexicano. También refirió la participación de nuestra actriz en Camino largo a Tijuana (1991), primer largometraje de Luis Estrada.

Leticia Huijara: ¿qué pasa cuando trabajas con jóvenes directores como en Camino largo a Tijuana?

Ofelia Medina: Es un privilegio. En esa película Pedro Armendáriz ayudó a la formación de Alfonso Cuarón y Emmanuel Lubezki.

Con relación al teatro se destacó su participación en la reanimación del mambo de Pérez Prado junto a Margo Su, Juan Ibáñez y Ricardo Luna en el Teatro Blanquita, así como las sátiras políticas de “El Cholo Herrera.”

Recordó algunas anécdotas de su amistad con Luis Buñuel, quien asistía a su obra de teatro Triángulo español y la primera teleserie mexicana, Toda una vida (1981).

Otro de los aspectos fundamentales de la carrera de Ofelia Medina ha sido su trabajo altruista en Chiapas, en torno al cual la actriz se autoafirmó como activista por los derechos humanos de la niñez indígena en diferentes estados como Yucatán, Sonora, Jalisco o Guerrero, con diferentes comunidades originarias. Comentó que desde 1990 tiene una fundación que empezó junto al maestro Francisco Toledo, el Dr. Juan Pérez Amor, Yolanda García y de Montanaro, formando actualmente un colectivo de trabajo. Colabora también en la recuperación del amaranto para la dieta mexicana.

Leticia Huijara: eres una pionera como personaje visible para llamar la atención sobre problemas importantes que se tienen que atender en nuestro país.

Ofelia Medina: Qué bueno que hoy en día somos muchos. Algo que imito mucho de Frida Kahlo es la lucha con alegría, que es muy importante. ¡Viva la vida y los que luchan bien saben gozar! El que no ha sentido el dolor propio o ajeno, el que no se ha compadecido, no goza tampoco. Rosario Castellanos decía que nuestro corazón se ensancha con el dolor y así queda y así goza más. Frida decía que la alegría y el gozo de la vida es lo que más envidian los ricos y poderosos. La gente que de veras lucha y goza tiene grandes sonrisas. Ya quisiera la reina Isabel estar en una fiesta en la montaña de Guerrero.

Se comentó que recientemente Ofelia Medina dirigió el cortometraje Se construyen sueños (2019) y que actualmente dirige el largometraje La llevada y la traída, película que versa sobre el ciclo ritual de la Virgen de Zapopan. La actriz destacó la importancia de las fiestas mexicanas tradicionales como experiencia de la colectividad a través de la danza.

Aceptó que hoy en día los directores son mucho más flexibles, lo cual se contrapone a la poca comunicación que mantenían con los actores hace algunas décadas. Destacó la importancia de otras mujeres igualmente destacadas que Frida Kahlo, como lo son Tina Modotti, Naui Ollin, Pita Amor, Rosario Castellanos, Aurora Reyes o Concha.

En relación a Hollywood comentó que no terminó por ser parte de su camino profesional porque su mundo es México, lo que confirma la tendencia por explorar las posibilidades de las narrativas y mitologías autóctonas no exploradas. Por otra parte, narró algunas de sus experiencias como actriz al ser dirigida por Luis Alcoriza y Roberto Gavaldón. De este último recordó su autoritarismo, una actitud muy normalizada en el siglo XX.

Hacia el final de la conversación, Ofelia Medina afirmó que existe la idea de que en el mundo de la actuación, las carreras son el estrato más importante, lo cual no es certero. Antes bien, señaló, la vida es lo más importante y es necesario distinguirla del trabajo. Reflexionó sobre la condición humana contemporánea en el sentido de que la sociedad ha llegado a un punto de autodestrucción, por lo que “es necesario buscar caminos virtuosos de reconstrucción. Eso lo he encontrado en las comunidades indígenas que tienen por principio la vida”.

Quizás la idea más destacable de estas afirmaciones radique en contraponer al individuo privatizado con la alegría prodigada por la experiencia comunitaria, lo que justifica algunas de sus áureas y finales reflexiones:

“¡Viva la vida y el privilegio de crear y ser alegres… de ser modernos en el sentido de ser colectivos! El individuo es el pasado de la humanidad: somos seres colectivos”.

 

Próxima sesión: jueves 1 de octubre

 

La siguiente sesión de la segunda temporada de Jueves de Cine en Casa Buñuel tendrá como invitados a Roberto Ortiz, Alfredo “Tigre” Mora y Jorge Michel Grau, con el tema: El maquillaje y la creación de personajes en el cine, el 1 de octubre en punto de las 18 horas. Esta iniciativa es parte de la campaña #CulturaUNAMEnCasa y es una colaboración entre la AMACC, Cultura UNAM, Cultura en Directo.UNAM, la Filmoteca de la UNAM y la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro.