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Jueves de cine en Casa Buñuel. Everardo González conversa con Nicolás Echevarría

El pasado jueves 28 de mayo de 2020 se realizó una sesión más del ciclo de conversaciones sobre cine mexicano Jueves de cine en Casa Buñuel con Nicolás Echevarría y Everardo González, que se transmitió en vivo por el canal de Cultura en Directo.UNAM en la plataforma de Youtube.

Este ciclo es parte de la campaña #CulturaUNAMenCasa y es una colaboración entre la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, la Filmoteca de la UNAM y la Cátedra Bergman en Cine y Teatro.

El encargado de dirigir la plática fue el director, productor y fotógrafo de cine documental mexicano Everardo González, quien forma parte de las Academias de Ciencias y Artes Cinematográficas de México y Estados Unidos. La canción del pulque (2003), su primer largometraje documental, recibió el Ariel al Mejor Largometraje Documental y la nominación a Mejor Ópera Prima.

Esta amena conversación tuvo como objetivo rememorar las experiencias que el músico, pintor, productor, director, guionista, fotógrafo y documentalista Nicolás Echevarría ha cosechado a lo largo de su amplia carrera en el cine. Tiempo antes de adentrarse en esta disciplina, estudió música en el Conservatorio Nacional en la Ciudad de México, Composición con Mario Lavista y Arquitectura en la Universidad de Guadalajara.

En sus inicios como documentalista abordó temas antropológicos en diversos formatos y extensiones, entre los que se encuentran: Judea (1974), La peregrinación del Peyote entre los huicholes, María Sabina, mujer espíritu (1979), Teshuinada (1980), por el cual ganaría un Premio Oscar en la categoría de Mejor Cortometraje Documental; Poetas campesinos (1980) y Niño Fidencio, el taumaturgo de Espinazo (1981). Desarrolló junto a Octavio Paz el documental Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe (1987). En 1991 filmó Cabeza de Vaca, su primer largometraje de ficción, con el que obtuvo la nominación al Ariel en la categoría de Mejor Ópera Prima, participó en la Selección Oficial del Festival de Berlín y fue seleccionado por la Academia Mexicana de Artes Ciencias Cinematográficas para representar a México en los Premios Oscar. Además ha realizado diversas series televisivas como: La Cristiada (1997); Maximiliano y Carlota (2004) y Memorial del 68 (2008). En 2017 obtuvo el Premio Nacional de Ciencias, Artes y Literatura en la categoría de las Bellas Artes.

Uno de lo primeros puntos de esta plática fue el de su temprana conexión con grupos étnicos como los Huicholes y Coras, que aunada con un largo viaje a Nueva York, provocarían que Echevarría regresara a México con el objetivo de retratar las costumbres de estos grupos, consolidando así su primer cortometraje Judea: Semana Santa entre los coras (1974), el cual es definido por el propio autor como “un ensayo cinematográfico experimental” en el que se retratan las costumbres de Semana Santa en la comunidad Cora, localizada en la parte nororiental del estado de Nayarit.

Echevarría mencionó que el taller Millennium Film Workshop influyó en gran parte en el estilo narrativo de su primer material, afirmando que la libertad creativa que ahí se manejaba propiciaba la experimentación con estilos diferentes de narrativas e ideas alejadas del dogmatismo cinematográfico, mostrando nuevos caminos para llegar a diferentes resultados. Todo esto fue muy enriquecedor porque pudo experimentar desde sus inicios como cineasta.

Conforme la plática avanzaba, Nicolás Echevarría rememoró que durante su desarrollo como documentalista en la época de los setenta, la industria del cine estaba estrechamente relacionada con el gobierno, volviendo muy difícil la realización de proyectos documentales de autor. Menciona que uno de los materiales que sembraron la semilla para la creación de contenido como este fue el rodaje del documental Lecumberri, el palacio negro (1977), de Arturo Ripstein y Rigo, una confesión total (1979), de Victor Vio. El director mencionó que en esa ola pudo entrar su primer trabajo María Sabina, mujer espíritu  (1979), en donde relata la vida de la curandera y documenta su método de curación.

Dentro de las muchas experiencias que el cine le ha otorgado a Nicolás, haber convivido con Maria Sabina es una de las más gratas. El proyecto María Sabina, mujer espíritu le permitió habitar con la mítica mujer durante siete días en los que se conectó con su labor, siendo testigo de su trabajo y conocimiento místico. En este rodaje contó con el apoyo de Álvaro Estrada, quien se desempeñaría como traductor y biógrafo de Sabina.

Viviendo en todo este mundo psicodélico de rituales ancestrales, misticismo, chamanismo y uso de plantas alucinógenos, más tarde decidió plasmarlo en su primer largometraje Cabeza de Vaca (1991), inspirado en el libro Naufragios y comentarios del español Álvar Núñez Cabeza de Vaca. La producción de este filme correría a cargo de Bertha Navarro y la fotografía de Guillermo Navarro, siendo el primer gran trabajo cinematográfico del que se haría cargo Nicolás, en el que lograría crear el estilo visual de filme, abstrayendo ideas culturales nativas que había ido moldeando en trabajos anteriores.

Uno de los últimos temas que se trataron en la plática fue la relación profesional con Mario Lavista, compositor mexicano y miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana, quien colaboraría con Nicolás musicalizando y fungiendo como sonidista en gran parte de sus trabajos como: Cabeza de Vaca, María Sabina, mujer espíritu y Judea: Semana Santa entre los coras.

Para ir cerrando la charla, ante una breve reflexión acerca de la libertad creativa dentro del cine, Echevarría comentó que con el paso del tiempo se volverá más difícil tener libertades creativas si el mismo gobierno no se plantea los objetivos necesarios para poder preservar y promover la memoria histórica, especialmente  la cinematográfica. Agregó que en su experiencia, todas las películas que ha rodado han sido subsidiadas en algún porcentaje por el gobierno, siendo la única forma de realizar un cine competitivo internacionalmente; “Cada vez se va a volver más difícil hacer cine de autor”, mencionó.

El cine documental de Echevarría experimenta con los métodos narrativos sin perder su objetivo antropológico y periodístico. Presenciar esta plática con Nicolás Echevarría empuja a apreciar con otros ojos los vestigios culturales que han sobrevivido a la conquista, las costumbres que, juntas, forman una extensa cosmogonía sobre la cual aún respiran antiquísimas tradiciones que se miran difusas ha nuestros días.