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Jueves de Cine en Casa Buñuel: Bárbara Enríquez entrevista a Mariestela Fernández

El pasado jueves 25 de junio se llevó a cabo la última charla de la primera temporada de Jueves de Cine en Casa Buñuel. En esta ocasión, la experta en diseño de vestuario Mariestela Fernández nos instruyó en las complejidades y bellezas de su arte.

Con 30 años de carrera, destacan de entre sus colaboraciones de mayor renombre las producciones Bandidos (1991), Sólo con tu pareja (1991), La ley de Herodes (1999), Antes de que anochezca (2000),  Backyard (2009) y El Infierno (2010). Además del vestuario de largometrajes, ha diseñado para teatro, danza y ópera de cámara, así como para videoclips y publicidad. En años recientes comenzó a explorar el mundo de las series, espacio de producción en el que pudo participar diseñando para la serie Narcos (2015). Su trabajo ha merecido 14 nominaciones al Ariel de los que ha ganado seis. Es miembro de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas desde 1999 y de su homóloga estadounidense desde 2008.

Mariestela Fernández relató que quiso ser actriz y directora de teatro, pero que por propia voluntad decidió dedicarse por completo a la creación de personajes.  Fue alumna de la vestuarista inglesa Fiona Alexander, quien le descubrió  que “el diseño de vestuario es una herramienta poderosa”, aseveró.

Su entrevistadora, la diseñadora de producción Bárbara Enríquez, evocó la anterior charla de este mismo ciclo con Diana Bracho y Alejandro Pelayo, en relación con la idea de la fragilidad de los actores.

“¿Cómo trabajas con esa fragilidad actoral?”. La maestra Mariestela Fernández respondió que  existen diferentes tipos de actores, por lo que puede hablarse también de una vulnerabilidad de los mismos: “Se tiene que llegar a un estado de neutralidad donde te despojas de ti o te quedas con lo que puedes utilizar de tu persona para crear un personaje”. Su trabajo como diseñadora de vestuario consiste en gran medida en recorrer junto al actor la psicología y creación de los personajes. En su caso no piensa que el personaje se encuentre por un golpe de iluminación, sino por un constante trabajo en equipo semejante a la danza, un encuentro amoroso. “Muchas veces trabajas con recovecos del vestuario que no se ven a ojo del público”. Esa fragilidad en el proceso de formación del personaje, concluyó, se comparte a final de cuentas con el diseñador de vestuario. “Todo el trabajo cinematográfico es un trabajo de colaboración y más a nivel del vestuario. Visto el sueño del director y diseño la segunda piel del personaje que es donde va a habitar el actor”.

Recomendó a los aspirantes al diseño de vestuario que se familiaricen lo más posible con el estudio de la actuación, pero también para el resto de las posibilidades profesionales. Por otra parte, hizo énfasis en que muchas personas de su profesión son autodidactas dado que en México no existen escuelas que se aboquen a este importante ámbito fílmico. “Tiene gran valor ser autodidacta”.

Señaló que la ayuda mutua ha sido imprescindible en un espacio que es muy competitivo, por lo que no ha escatimado esfuerzos en compartir toda su experiencia con sus asistentes, lo que a su vez se tornó en un fortalecimiento comunitario de la amistad, por lo que muchas personas han aprendido de ella. Por ello, en el gremio le llaman de cariño “Mariescuela”.

A su vez, al hablar de la interdependencia de los diferentes departamentos del cine exhortó a los más recientes directores a que logren esmerarse en llevar una relación de constante diálogo y reconocimiento con el departamento de diseño de vestuario, es decir, que el esfuerzo detrás de el vestuario logre ser visibilizado, y al mismo tiempo señaló la importancia de que los vestuaristas cuenten siempre con sus propias propuestas de suerte que logren hermanarse con los que se desempeñan en las áreas de fotografía, arte y actuación. “Estamos contando una historia sólo que desde distintos lenguajes: nosotros somos uno de ese gran todo”.

Recordó que ha trabajado por mucho tiempo con los directores Luis Estrada y Carlos Carrera, con los que ha tenido una relación muy especial, así como con Brigitte Brock y Salvador Parra, por lo que subrayó que es de vital importancia lograr trabajar en equipo “a manera de matrioskas, las muñecas rusas, y ser un todo, trabajar de cerquita, escuchar la propuesta de varios departamentos de producción. Se trata de hilvanar y tejer los personajes de la historia”; comentario que valió la siguiente pregunta por parte de Bárbara Enríquez, que consistió en la capacidad de reconocer las fronteras entre los departamentos de vestuario y utilería, lo que remite a una reciente ambigüedad organizacional, a lo que respondió que “el vestuario debe supervisar al diseñador de producción, pues como decía el gran maestro de teatro Juan José Gurrola: todo lo que aparece en escena es sagrado y tiene una razón de ser. Nada debe ser un adorno banal”. “Esas son divisiones absurdas que nadie sabe dónde empiezan y terminan”.

Remarcó también que la definición de lo que implica un buen diseño de vestuario gravita en torno a la idea de que “a veces más es menos”, por lo que no depende necesariamente del gran calado presupuestal que llegue a tener una película. “Todo va en función del personaje para crear una historia”. “Pese a falta de academias en este ámbito, tener una nominación a un Ariel por ejemplo ya representa un reconocimiento en sí mismo”.

Los asistentes virtuales, como ha sido la costumbre, también hicieron una serie de preguntas, de las que referimos las siguientes:

 

¿Qué personaje te ha representado el mayor desafío para el diseño de vestuario?

MF: El que viene, el que no conozco, la página en blanco.

 

¿Cuál es el mayor reto del diseñador de vestuario durante un rodaje?

MF: Ser capaz de contar verdaderamente la historia, y ver la historia y personajes ya desarrollándose en pantalla. El placer más grande para mí es ver a mis personajes ya viviendo lo que tenían que vivir, ya moviéndose como juglar que cuenta cuentos.

 

¿Cómo es tu proceso creativo habitual para vestir al personaje

MF: Lo primero es recibir el guión, ver si logro hacer sintonía, si me gusta. Le sigue hacer una investigación exhaustiva, o tal vez no porque a veces basta con la entraña como en la película Kilómetro 31 (2007). También las películas de época las investigo, sí, para destrozarla y hacer mi versión de la época. No se trata de hacer arqueología ni de ser puristas. Finalmente se lleva a cabo la realización y el inventario.

Bárbara Enríquez resaltó también que una de las características del trabajo de Mariestela Fernández es la mezcla de vestimenta de diferentes épocas para las escenas en las que ha colaborado, lo que le otorga mayor realismo al filme. “Es importante para mí salpicar de todas las épocas. Todos somos plurales y cotidianamente nos vestimos con ropa de diferentes épocas”. “De un maestro, Don Castillo, aprendí a martirizar a las prendas y darle una impronta especial al vestuario”. Se refirió que por el momento no ha pensado en editar en forma de libro sus bocetos, fotos y demás folios de investigación. “La verdad es que sí me gusta coleccionar imágenes, cuadros, texturas”.

Aseveró la capacidad que debe poseer el diseñador de vestuario con el cinefotógrafo, y que ha preferido trabajar tras bambalinas en vez de estar al pendiente del set de grabación, aunque al comienzo de su carrera fue un espacio que siempre procuró. Expresó su anhelo por lograr llegar a dirigir una película, concluyendo que “es una de las sillas más difíciles”.