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Clase magistral con Julián Hernández

El miércoles 19 de febrero de 2020 en la Sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario, el director Julián Hernández ofreció una clase magistral sobre la dirección de actores, en ocasión del estreno de su más reciente película Rencor tatuado, misma que está exhibiéndose desde hoy y hasta los primeros días de marzo en las salas de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Durante la charla, Hernández ahondó en los retos y estrategias que como director ha tenido que afrontar y emplear en su trato con los actores a lo largo de su carrera. Asimismo, tras una pregunta realizada por su colega Arturo Castelán, quien fungió como moderador, el cineasta mexicano confesó el miedo que le provoca la relación con éstos desde que era estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM (hoy Escuela Nacional de Artes Cinematográficas). Sin embargo, como todo director de cine, tuvo que lidiar con ello y superarlo como parte de sus exigencias personales y profesionales.

 

Así, Hernández mencionó que fue Pier Paolo Pasolini, el icónico director, escritor y poeta italiano, quien le arrojase teóricamente algunas luces acerca de esa difícil relación. Y, sin embargo, en la práctica, con rareza ha hecho uso de sus consejos, ya que con el tiempo ha encontrado diversos modos de relacionarse con los actores, lo que, ciertamente no ha anulado sus problemas o dificultades, pues si algo reconoció el cineasta a lo largo de la charla, fue la caracterización tan compleja de los actores. En otras palabras, para Hernández los actores son tan diversos como personas hay en el mundo. Lo cual significa que no existe una metodología o manual universal que exprese con exactitud cómo es que debe ser el acercamiento y bajo qué condiciones.

 

Asimismo, reconoció que una de las mayores dificultades en este binomio es la comunicación, dado que no siempre es sencillo transmitir lo que como director necesita del actor, porque ni él es actor ni tampoco éste director. No obstante, destacó que lograr una buena comunicación en ese sentido no es imposible, pues de algún modo se parte de una base común: el filme.

Por último, como fruto de la intervención del público, destacó la importancia no sólo de la comunicación con el actor sino de la atención con el mismo, pues Hernández reconoce que con frecuencia los papeles interpretados en sus filmes son peligrosos para los actores, psicológicamente hablando. En ese sentido, recomienda siempre estar atento para evitar una tragedia.

 

En general, el director mexicano considera que la relación con esos maravillosos seres -como él mismo se refiere a los actores- es algo moldeable y sumamente particular. La singularidad de éstos, tanto personal como profesionalmente, siempre le ha hecho frente a su experiencia como director. Por consiguiente, no hay un modo único de establecer dicho vínculo sino varios, según sea lo que se necesite y de quién se necesite, concluyó.

 

Rencor tatuado, la más reciente película de Julián Hernández, cuenta con las actuaciones de Diana Lein, Itatí Cantoral, Mónica del Carmen, Irving Peña, César Ramos, César, entre otros, y la producción de Roberto Fiesco. En palabras de la actriz Diana Lein: “Más allá de que sea una película escrita y protagonizada por mujeres, creo que Rencor tatuado es una película sobre lo femenino como tal. Una muestra de un espejo enorme y diverso de femeninos plurales que luchan ante una realidad rota. Y que luchan con uñas y dientes”.

 

Se exhibe actualmente en la Sala José Revueltas del Centro Cultural Universitario y en el Cinematógrafo del Chopo hasta el 1 de marzo.

 

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