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Una colección real y virtual

Noviembre - Diciembre 2012

Al comienzo de su libro Camera lucida, Roland Barthes plantea que desea iniciar un estudio de la fotografía porque le interesa investigarse a sí mismo como espectador. Asistimos a las salas, nos internamos en la penumbra, en la ficción de la pantalla, en los conflictos y las vidas de los personajes, pero ¿acaso sabemos de los siglos y del conjunto de avances tecnológicos necesarios para llegar a esa compleja combinación de arte e industria que es el cine? ¿Cuántos pasos fueron necesarios para que dejáramos de ser exclusivos espectadores de la realidad y nos convirtiéramos, como hoy en día, en espectadores de imágenes en movimiento?

Responder esa pregunta, llenar el vacío de esa curiosidad es parte de la labor de instituciones como la Filmoteca de la UNAM. Desde su fundación, el 8 de julio de 1960, por el gran promotor de la cultura que fuera el Dr. Manuel González Casanova, la Filmoteca se ha dedicado a la búsqueda, recepción y rescate de una colección de aparatos precinematográficos y cinematográficos que dan cuenta de la historia tecnológica del cine, desde los primeros inventores que imaginaron el fenómeno de la imagen impresa, luego en movimiento y finalmente perfeccionada en sus elementos de luz, tamaño, formato, en su propia narrativa, incluso en su accesibilidad al público.

El acervo ha sido armado gracias a diversos donadores como la familia Gamboa, la familia de Fernando Fernández, el Sr. Camili, el Fondo Toscano e incluso mediante la pesquisa en subastas europeas y mercados de viejos de la Ciudad de México y otros estados del país. La colección actual, que consta de más de 300 aparatos, ha sido posible después de cincuenta y dos años de procura ––que aún hoy se mantiene–– y también, por qué no decirlo, de azarosos hallazgos.

Sin embargo, el azar del último medio siglo ha permitido conformar un acervo que da cuenta de una historia con una cierta lógica. Por una parte, la colección se conforma del conjunto de los aparatos precinematográficos, también conocidos como “juguetes ópticos”, los cuales se encuentran entre los primeros ejemplares con que el ser humano creó, desde hace aproximadamente cuatro siglos, la ilusión del movimiento a partir de la sucesión de imágenes fijas en iguales intervalos de tiempo. Las historias que contemplamos actualmente en la pantalla del cine continúan siendo el resultado de esa inaugural y misma ilusión.

Un zoótropo que data probablemente de 1867 forma parte del acervo de precinematográficos de la Filmoteca. Se trata de un aparato conformado por un tambor de forma cilíndrica, que posee varias ranuras dispuestas a la misma distancia. Dentro del tambor, se colocan unas tiras que tienen imágenes dibujadas. Una vez que se hace girar el tambor, se puede observar a través de las ranuras las imágenes de las tiras, las cuales muestran las diversas fases de un movimiento. 1867 es la época en que el aparato fue producido con fines comerciales e incluía una amplia variedad de tiras con dibujos, de las que la Filmoteca posee tres tiras originales impresas por ambos lados.

Además, la colección integra un praxinoscopio creado en París, Francia, en 1879, por el profesor francés de mecánica Emile Reynaud. Este aparato posee un prisma de espejos que puestos uno a lado del otro perfeccionaron la visión de imágenes colocadas dentro del tambor cilíndrico, pues permite observarlas en una sucesión continua. Un teatro praxinoscopio del mismo año y lugar de fabricación también forma parte del acervo, el cual agrega a los elementos del praxinoscopio un conjunto de escenarios intercambiables (como paisajes, la escenografía de un teatro, el jardín de una casa, entre otros espacios). Sobre esos escenarios se proyectan los dibujos de las tiras colocadas dentro del tambor, para ofrecer una mayor riqueza a todo el espectáculo de imágenes. El teatro praxinoscopio se convirtió en uno de los juguetes más atractivos para el público que asistió a la Exposición Universal de París, en 1878.

En el grupo de los precinematográficos adicionalmente se encuentra un mutoscopio fabricado por la International Mutoscope Reel Co. Inc., en Nueva York, Estados Unidos, alrededor del año 1900. El primer mutoscopio apareció en 1894, gracias a la invención de Herman Casler, mecánico al servicio de Tomás Alva Edison. Apodado en su momento “caballo de hierro” por su figura labrada en ese metal, este aparato permitía ver una serie de imágenes dispuestas en un rollo interno cuyo movimiento se activaba a base de manivela. A finales del siglo XIX, el mutoscopio llegó a convertirse en el visor de más éxito, aunque en la historia finalmente triunfaría más que la exhibición privada o individual del cine, la contemplación del mismo como un fenómeno público, multitudinario.

La colección por otra parte resguarda linternas mágicas, como una de Marca E.P. Gloria, fabricada por Ernest Plank, en Alemania, en 1900. Estos aparatos empezaron a producirse en el siglo XVII y su aparición resulta de los experimentos del jesuíta alemán Atanasius Kirchner. Se componen de una cámara oscura con un conjunto de lentes y un chasis (caja), en el que se colocan las placas de vidrio con las imágenes pintadas a mano. Si bien Francisco Gaytán, Subdirector de Rescate y Restauración de la Filmoteca de la UNAM, aclara que las linternas del acervo no deben ser consideradas precinematográficas por su año de fabricación, tales ejemplares representan la estructura y funcionamiento de las antiguas linternas que, a principios del siglo XX y con el uso de la electricidad, se convirtieron en la fuente de luz de los primeros proyectores cinematográficos.

La Filmoteca ha implementado aún más las posibilidades de interacción del público con su colección de aparatos. Para ello, dentro de las propias instalaciones de la institución, se ha creado una Sala de Exposiciones que abrió con su primera muestra, Pioneros del cine, el pasado mes de febrero de 2012.

La primera exhibición pública de cine, que la historia sitúa en el 28 de diciembre de 1895 y atribuye a los hermanos Louis y Auguste Lumière, es también el punto de partida de un conjunto más de avances que pueden ilustrarse mediante los aparatos cinematográficos. Entre la muestra de los mismos que conserva la Filmoteca, se encuentra, por ejemplo, una cámara tomavistas Ernemann de 35 mm, fabricada en Dresden, Alemania, aproximadamente en 1915, la cual conserva su vistoso cuerpo de madera de encino labrada. Dentro de este grupo además se hallan proyectores de la marca Pathé, la mayor productora de cine y equipo cinematográfico en el mundo a comienzos del siglo XX, los cuales la Filmoteca preserva en sus versiones con base de madera y de hierro respectivamente. A esta misma marca incluso pertenece una cámara tomavistas de 35 mm, producida en París, Francia, alrededor del año 1915, la cual se considera que perteneció a los Hermanos Alva, pioneros de la realización, distribución y exhibición de cine en México, quienes se mantuvieron trabajando hasta los años veinte y registraron con esta cámara importantes sucesos de la Revolución Mexicana.

La colección de los cinematográficos no sólo se compone de cámaras y proyectores de las marcas Universal, Piccolo, Óptica, Kodak, Bell & Howell, de patente estadounidense y alemana, y en formato de 35, 16 mm y 8 mm respectivamente, sino que se ha dedicado un espacio a todo el equipo producido para los realizadores amateurs y para la proyección de películas en el hogar, en sus respectivos formatos de 8, súper 8 y 9.5 mm. Aquí se ubican cámaras y proyectores en su ligero formato de 9.5 y en su diminuto tamaño en comparación con el resto del equipo de la época, un proyector Keystone de 8 mm, aparatos de las marcas Rèvere, Agfa Movex o una cámara de bella figura como la tomavistas Beaulieu de súper 8 mm.

Dentro del patrimonio de la Filmoteca de la UNAM, no podría faltar una representación de aquellos aparatos adaptados a las necesidades de proyección o filmación de exhibidores itinerantes o realizadores mexicanos. Una cámara astronómica, hecha a base de las partes de lo que probablemente era un proyector de los años veinte de la marca Pathé, es uno de los singulares ejemplos de esta colección. Fue adaptada por el Sr. Ramón Alva, encargado del taller mecánico del Observatorio Astronómico Nacional, y empleada para registrar un eclipse lunar. Otras ejemplares de este acervo son los proyectores Pathé a los que los exhibidores incluyeron nuevos magazines, lentes montadas sobre tubos de latón, lámparas hechas a base de láminas de metal, entre otros recursos que ilustran como ante la necesidad se impone la creatividad.

En Sobre fotografía, Susan Sontag plantea: “Coleccionar fotos es coleccionar el mundo”. Podríamos también decir que la labor de rescatar, preservar y difundir el universo de la imagen, en la complejidad de su evolución técnica, en la riqueza de sus aparatos, la diversidad de las épocas, el crecimiento de la industria, en su realidad material y virtual, es una forma de resguardar la memoria de México y Latinoamérica y más que coleccionarla, compartirla con el mundo.

Virtualizar una colección

La Filmoteca también trabajó durante los últimos tres años, para poner a disposición de los internautas una pequeña representación de su colección a través del MUVAC (Museo Virtual de Aparatos Cinematográficos). Éste ofrece un espacio virtual para que los universitarios y el público mexicano e internacional puedan conocer, a través de dos salas principales: la de aparatos precinematográficos y la de cinematográficos, treinta ejemplares de su acervo. En el espacio dedicado a cada aparato, se tiene acceso a una imagen del mismo que se puede poner en movimiento, la cual va acompañada de una descripción del objeto e información técnica e histórica detallada sobre éste. Además, para que los usuarios puedan comprender visualmente cómo funcionan los aparatos sin la necesidad de tocarlos, éstos se acompañan de animaciones. El Museo Virtual también proporciona videos que permiten ver los aparatos siendo accionados a la manera de una función o exhibición de su época, así como los detalles de sus partes y su maquinaria en general.

El MUVAC puede visitarse de manera abierta en la red, colocando en el buscador que corresponda www.filmoteca.unam.mx/MUVAC o dirigiéndose a la página de la Filmoteca de la UNAM: www.filmoteca.unam.mx/, donde se encuentra un apartado que conduce al sitio del mismo. Este museo virtual es un organismo vivo en permanente construcción, del que ya se trabaja una segunda fase para incrementar la selección de aparatos y la información sobre los fundamentos y avances tecnológicos del cine y en general de la imagen.

Por Karla Calviño Carbajal