Para Figueroa, la fotografía no es una herramienta: forma parte indivisible de la construcción narrativa. Un encuadre tiene también una carga simbólica y el poder de encauzar el relato de manera determinante. En revista Icónica, 24 de agosto de 2016.
Nació en la Ciudad de México el 24 de abril de 1907. Realizó estudios de bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso, de pintura en la Academia de San Carlos y de música en el Conservatorio Nacional de Música.
Su primera experiencia en la industria cinematográfica fue en la película Revolución (La sombra de Pancho Villa) de Miguel Contreras Torres (1932). Realizó la foto fija del filme. Durante su estancia en la Cinematográfica Latinoamericana, S.A. (CLASA), la empresa lo becó para que realizara estudios en Hollywood en 1935. Ahí destacó su convivencia con el fotógrafo americano Gregg Toland, reconocido colaborador del cineasta Orson Welles, y cuyo estilo visual se considera uno de los más importantes de la cinematografía mundial. Además, acusa en su mirada fílmica influencias del fotógrafo soviético Eduard Tisse, indispensable colaborador del aclamado director Sergei Eisenstein.
Por las cualidades estéticas de Gabriel Figueroa, Diego Rivera lo consideró el 4º muralista, junto a él mismo, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
Allá en el rancho grande / Dir. Fernando de Fuentes / 1936
El filme Allá en el Rancho Grande (1936) de Fernando de Fuentes fue fundamental para el despegue de la industria cinematográfica mexicana y le reportó a Gabriel Figueroa su primer reconocimiento internacional en la Muestra Internacional de Cine de Venecia, Italia.
Con Flor Silvestre (1943), inició una de las mancuernas creativas más importante de nuestra cinematografía con el realizador Emilio Fernández , que comprendió 24 películas, entre las que destacan María Candelaria (1943), La perla (1945), Enamorada (1946), Río Escondido (1947), Maclovia (1948), Salón México (1948) y La rosa blanca (Momentos de la vida de Martí, 1953). Además de su reconocida colaboración con Emilio Fernández, fotografió múltiples obras de los más reconocidos realizadores de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano, como Fernando de Fuentes, Alejandro Galindo, Ismael Rodríguez, Julio Bracho, Luis Buñuel y Roberto Gavaldón.
En Estados Unidos destacaron sus trabajos con los legendarios realizadores John Ford en El fugitivo (1947) y John Huston en La noche de la iguana (1964). Su colaboración con Huston le valió una nominación al premio Oscar de la Academia de Estados Unidos.
Al lado de los actores Mario Moreno Cantinflas y Jorge Negrete fue máximo impulsor en 1945 de la creación del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) de la República Mexicana.
En suma, su trayectoria cinematográfica, entre ficción y documentales, abarcó 235 filmes, obtuvo 10 premios Ariel (el último fue el Ariel de Oro, 1987), una Diosa de Plata de PECIME por Días de otoño (Dir. Roberto Gavaldón, 1963) y el reconocimiento de múltiples festivales y premios internacionales, entre los que se destacan Venecia, Cannes, Karlovy-Vary, Locarno, San Francisco, Toronto, los Globos de Oro de la Prensa Extranjera acreditada en Hollywood y la Sociedad Americana de Cinefotógrafos.
Falleció en la CDMX el 27 de abril de 1997.
Esta muestra gráfica se presenta para honrar la memoria de uno de los máximos exponentes de la cinefotografía mexicana, Gabriel Figueroa, a propósito de su 25º aniversario luctuoso (CDMX, 27 de abril de 1997).
La exposición repasa algunas de las mejores imágenes que quedaron plasmadas para siempre en la memoria visual nacional y mundial por la inconmensurable riqueza artística presente en ellas y que definitivamente cimentaron la identidad visual del cine nacional.
Todo el material gráfico de esta exposición procede del acervo iconográfico del Centro de Documentación de la Filmoteca UNAM, al que agradecemos las facilidades brindadas para la producción del presente proyecto de difusión cinematográfica virtual.
Para Figueroa, la fotografía no es una herramienta: forma parte indivisible de la construcción narrativa. Un encuadre tiene también una carga simbólica y el poder de encauzar el relato de manera determinante. En revista Icónica, 24 de agosto de 2016. |
El primo Basilio / Dir. Carlos de Nájera, 1934
Gabriel Figueroa acerca de su estética: “Surgió porque yo estudiaba a Leonardo Da Vinci. Él decía que lo más importante para el paisaje era tener en cuenta el color de la atmósfera. ¿Cómo resolver esto haciendo cine en blanco y negro? Empecé a probar y a ensayar, hasta que le di al clavo. El filtro no era rojo, sino infrarrojo”. En entrevista con José Antonio Fernández, Revista Pantalla no. 32, 01.12.1996, revistapantalla.com |
Distinto amanecer / Dir. Julio Bracho, 1943
Obra fundamental de la filmografía del realizador Julio Bracho y de la misma cinematografía mexicana, exhibió al máximo sus influencias del expresionismo alemán y de Gregg Toland (maestro de Figueroa y fotógrafo de cabecera de Orson Welles), con claroscuros que potenciaban al máximo las cualidades expresivas de calles e interiores de espacios urbanos vibrantes del aquel entonces México moderno. |
Las abandonadas / Dir. Emilio Fernández, 1944
Gabriel Figueroa acerca de su estilo: “Me basaba en la pintura mexicana… José Clemente Orozco, Siqueiros, Posada y el Dr. Atl. De todos ellos saqué una influencia. Entonces fue cuando llegó Dolores del Río a México. Ella me dijo que intentara hacer una fotografía mexicana. Le respondí que eso era lo que estaba buscando…Yo tuve la influencia del expresionismo alemán y después de Eisenstein…”. En entrevista con José Antonio Fernández, Revista Pantalla no. 32, 01.12.1996, revistapantalla.com |
Bugambilia / Dir. Emilio Fernández, 1944
Vittorio Storaro, reconocido cinefotógrafo italiano, señaló en el documental Miradas múltiples (Dir. Emilio Maillé, 2012): “por primera vez vi el nombre de uno de mis colegas en el cartel de una película. Aquello me impactó. Nunca había visto nada igual. Figueroa había logrado alcanzar un nivel expresivo tan específico e importante que la aparición de su nombre en una película indicaba ya una determinada visión”. |
La malquerida / Emilio Fernández, 1949
“Es evidente que Gabriel Figueroa estaba consciente de las gramáticas visuales de su tiempo. Creó, junto con sus directores, un complejo entramado de alusiones gráficas — acaso irrepetibles—, a partir de referencias provenientes de la pintura, de imágenes técnicas (la foto y el cine), de libros o de la propia inventiva surgida de lo cinemático”. En gabrielfigueroa.com |
Islas Marías / Dir. Emilio Fernández, 1950
La mancuerna creativa entre Gabriel Figueroa y Emilio Fernández, estelar en la Época de Oro del Cine Mexicano, también contó con los excepcionales desempeños artísticos de las actrices Dolores del Río, María Félix y el actor Pedro Armendáriz; el guionista Mauricio Magdaleno; la editora Gloria Schoemann; el escenógrafo Manuel Fontanals; el diseñador de vestuario Armando Valdés Peza; y, los músicos Francisco Domínguez y Antonio Díaz Conde, entre los más destacados. |
La colaboración entre Gabriel Figueroa y el director Luis Buñuel inició en 1950 con Los olvidados, y se extendió durante otros seis filmes: Él (1952-1953), Nazarín (1958), Los ambiciosos (1959), La joven (1960), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1964). Por Los olvidados Figueroa recibió el premio Ariel. |
Macario / Dir. Roberto Gavaldón, 1959
“Una fotografía plenamente moderna, que se valió de todos los recursos visuales de su tiempo, y que se convirtió en una parte sustancial del cine, de un imaginario sobre México que quedaría para siempre”. En gabrielfigueroa.com |
Pedro Páramo / Dir. Carlos Velo, 1966
Gabriel Figueroa en su discurso de aceptación del Premio Nacional de las Artes en 1971: “Estoy seguro de que, si algún mérito tengo, es saber servirme de mis ojos, que conducen a las cámaras en la tarea de aprisionar no sólo los colores, las luces y las sombras, sino el movimiento que es la vida”. |